martes, 29 de enero de 2013

II ENCUENTRO DE LA RED DE EMPODERAMIENTO.

Día: 1 de febrero 2013
Lugar: Pasaje Esperanto 1, 1º B
Hora de comienzo: 18 horas


Orden del día

1. Presentación de los/as miembros de la Red

2. Actividad “Comparte conocimiento”. Presenta Sonia González. (Lo ideal es que para esta actividad cada uno/a traiga un libro para intercambiar y traslade el mensaje del porqué de ese libro, una vez expuestas las diferentes sinopsis de los libros, cada asistente escogerá uno en función de sus intereses o circunstancias uno, es un modo de practicar resonancia cultural y emocional y sobre todo filosofía namasté ;)

3. Hablar en público. Cómo ir superando los miedos

martes, 22 de enero de 2013

Estructura organizativa de la Red de Empoderamiento



Herramientas de Comunicación Externa


Blog

Descripción: Permite reunir el conjunto de las ideas de cierta complejidad y los proyectos que vayamos desarrollando además de mantener un cierto nivel debate gracias a los comentarios.


Página de Facebook

Descripción: Ventana abierta al mundo. Permite difundir los temas propios de la red al compartir automáticamente las entradas del blog. Se establece como espacio dialógico en el que tienen cabida noticias, entrevistas, reflexiones, etc., con la intención de promover la interacción dinámica con cualquier persona interesada en estos temas.


Grupo de Facebook (abierto)

Descripción: También se publican en este espacio las entradas del blog y permite cierta interacción, pero el matiz es que aquí los intercambios se suelen establecer entre los miembros activos del grupo, aunque lo pueda visualizar cualquier persona ajena a la red.


Herramienta de Comunicación, Organización y Acción Interna


Grupo Google (se accede por invitación)

Descripción: Espacio de comunicación interna que permite abrir y desarrollar temas específicos de trabajo propio de la Red, así como organizar las acciones de la misma tanto a nivel virtual como a nivel real a través de sus nodos.


viernes, 18 de enero de 2013

Esperando a los ciudadanos

El estado de shock en el que estamos instalados, producto entre otras causas de una estrategia bien descrita por Naomi Klein, permite entender la timidez de las reacciones que oponemos en nuestro país a la sucesión de atropellos de los derechos más básicos. Y aun así resulta difícil de asumir con casi seis millones de parados y ante la patente caducidad de las élites políticas y económicas cuyo hedor traspasa todos los límites, todas las fronteras. Organizaciones cuyos miembros se rigen por la obediencia a un aparato que organiza el reparto del poder y conviven con un recelo cainita permanente, han perdido la capacidad para ofrecer respuestas a la altura de las circunstancias actuales. Es más, la certeza de que no van a tomar medidas que perjudiquen sus intereses  hace inevitable que preguntas tan elementales y directas como ¿qué es la política? reaparezcan al dejar de ser válidas las respuestas formuladas por la tradición, tal y como nos plantea H. Arendt. De momento, tengamos presente el  argumento que mejor comprenden: la derrota electoral, el desalojo del poder.
Por otra parte sabemos que, siendo esta muy grave, no se trata sólo de una crisis política y económica como bien explica M. Castells. Han quedado al descubierto la ausencia de la más elemental cultura democrática en nuestra sociedad y una completa falta de consideración por los recursos públicos. Este desprecio del bien colectivo encuentra su corolario natural en la demolición del Estado del Bienestar; si  la escuela pública es denostada y agredida, y si el sistema de salud público es reducido drásticamente sin criterios racionales habiendo otras alternativas, estamos propiciando la extensión de servicios privados que sustituyan a los anteriores. Aquí ocurre además con el agravante de una justificación intolerable: no podemos permitírnoslo. Mientras sí podemos arrostrar la inyección de ingentes cantidades de fondos en la banca privada, un gigantesco fraude fiscal que lleva décadas hipotecando nuestro futuro, el engaño sistemático de las grandes corporaciones, o el desahucio de tantas familias.

La indignación que producen semejantes análisis despierta en cada vez personas una demanda creciente de participación en el debate público, de influencia en la actividad legislativa, de una voz que nos represente ante la dimisión de facto de la clase política como portavoz de nuestras preocupaciones. Esta reacción está acelerando el proceso de empoderamiento que mueve a los ciudadanos a convertirse en agentes de cambios reales con un denominador común: el uso de Internet como aliado. Probablemente estemos ante la mejor coyuntura histórica para el desarrollo de una sociedad civil activa, de un compromiso cívico sólido, una de las grandes asignaturas pendientes de nuestra democracia.

martes, 15 de enero de 2013

Poner freno al autoritarismo


¿Cómo y en qué medida nos afecta a lo largo de nuestra vida el estilo de enseñanza (no solo de crianza, concepto que se tiende a limitar de manera más exclusiva a ambientes estrictamente familiares)?

No puedo evitar cuestionarme el motivo por el que hay ocasiones se tiende a la inactividad aun cuando las circunstancias aprietan incluso a la propia calidad de vida. La actividad es una necesidad vigente en cada ser humano, me atrevería a afirmar incluso que nacemos predispuestos al movimiento, a la ejecución de determinadas pautas comportamentales importantes para nuestra supervivencia personal, que trascienden incluso a la propia indefensión de nuestras crías al nacer. Nacemos con toda una serie de reflejos que nos permiten progresivamente ir adaptándonos a los medios de los que disponemos, con ayuda, pero en todo caso mostrando un papel sumamente activo en su desempeño. Observemos por ejemplo, un bebé recién nacido en el momento de la succión: busca el pecho de su madre, repta hacia él… incluso hay ocasiones en las que si nos paramos a examinar estas situaciones, muestra más seguridad a la hora de la succión que la propia madre, cuya actitud está ya impregnada de prejuicios, miedos e inseguridades.

Quiera, pues, proponer una serie de reflexiones acerca de qué sucede en ese proceso educativo vigente a lo largo de todo el desarrollo vital en todo ser humano para que esa tendencia innata hacia el papel activo ante a la propia supervivencia vaya siendo minada de tal forma que va decayendo hacia la inactividad.

Quizá cabe plantearse que este empuje, haya que ir atajándolo desde la cuna.

En los últimos años, estamos empezando a ser testigos de la re-aparición de un concepto que en mi opinión, creí que estaba destinado a su extinción. Pero lejos de ser así, parece que vuelve, y retoma su hegemonía con más fuerza que nunca. ¿El porqué? Honestamente, no me queda claro si se trata de cuestiones políticas, mediáticas o sociales... probablemente, una vez más estemos asistiendo a una suma de variables implicadas. Pero pienso que se hace necesario meditar acerca del tema. Reflexionar acerca de este concepto, eso sí, una vez que poseamos el máximo de información posible al respecto, sin conformarse sólo con una pequeña parte del mismo. Al fin y al cabo, recordemos, que explicar un término apoyándose sólo en parte de su significado (normalmente aquél que te beneficia), no sólo se trata de una aberración cuando tratamos temas científicos, sino que además es una de las reglas de manipulación más utilizadas.

Me estoy refiriendo al término AUTORIDAD. Hace años en España (y aún vigente en muchos otros países), sufrimos las consecuencias de la consideración de que la educación debía estar marcada por este concepto. La autoridad en el pueblo en unos tiempos que a algun@s les genera tanta nostalgia, la poseía la guardia civil, el cura y el maestro. Y ahora, unos años después de la entrada del siglo XXI, parece que se retoma como propuesta de solución de todos los problemas sociales... "a los chicos de hoy en día les hace falta autoridad". Y afortunadamente para mí, como soy mujer, y aquí sólo se habla en masculino, no me doy por aludida, así que voy a desgranar y desmantelar esta idea :-).

Ya no sólo es una frase hecha, sino que parece que toma un significado de imperativo, de necesidad. Pero no nos engañemos. No es nueva. No se trata de una frase moderna, fruto del "vicio" y la "mala educación" de una infancia en la que se tiene de todo y a la que no se le ha puesto límites. Ya en la época de los antiguos egipcios se encontró un papiro aludiendo a que "la juventud estaba perdida". Curioso, ¿verdad? ¿O podrá ser que la única juventud sana era la que existía antes de los antiguos egipcios?...

En fin, vamos a ir por partes. Quisiera hablar en primer lugar de los diferentes estilos educativos que pueden aplicarse dentro del seno familiar (con sus matices particulares para cada caso, por supuesto). En este post, concretamente, me centraré en esta cuestión. Hay otra importante: las normas (su creación, su necesidad, su establecimiento,...); pero lo dejaré para una segunda parte.

ESTILO ANÁRQUICO

Se caracterizaría por una excesiva permisividad, así como pasividad ante los comportamientos del hijo. No existirían límites, bajo el supuesto de que así es como se logra auténticamente la libertad (lo cual obvia decir que se trata de una libertad falaz e irreal). Los hijos cooperarían en la convivencia si ellos consideran que así han de hacerlo. Ciertamente lo que se acaba produciendo es una actitud de servilismo por parte de los padres, de sumisión, que puede crear auténticos tiranos egocéntricos, con conductas socialmente poco adaptadas.

ESTILO SOBREPROTECTOR

L@s hij@s han de ser protegid@s, cuidad@s en todo momento por parte de los padres y madres (ya que es su responsabilidad), tanto cuando viven en el hogar, como cuando lo abandonen. Es una actitud de absoluto servilismo hacia ellos. Se plantea que cuando crezcan y se hagan mayores, ya se ocuparán de sus asuntos, pero la realidad plantea que cada vez que tengan un problema, los padres y madres estarán ahí para solucionárselo. En definitiva, no se les deja crecer como personas, por una absoluta desconfianza en sus posibilidades. Además, como se les intenta evitar la frustración a toda costa, efectivamente, la probabilidad de que l@s hij@s se percaten de que sí que podrían solucionarse sus propios problemas, disminuye.

ESTILO AUTORITARIO

Este estilo se basaría en la premisa "se aprende si duele", o lo que es lo mismo "lo que no te mata, te hace fuerte". El hijo o la hija no es libre para expresarse, no puede ni debe preguntar por qué han de hacerse las cosas que se hacen, cuestionar las normas impuestas por el padre o la madre, y mucho menos aportar alternativas. Se tienden a castigar los fracasos, pero raramente recibirán refuerzo los logros.

Tal y como plantea Javier Urra, licenciado en psicología y primer Defensor del Menor en España, "Las creencias de los padres es que ostentamos la autoridad y hemos de hacerla cumplir con o sin la colaboración de los hijos. Sus criterios se impondrán cuando sean padres". Es decir, en los problemas que se pueden ir planteando a lo largo de la vida, siempre va a ganar el que ostente el poder. Por eso hay que luchar por conseguirlo, para luego, una vez que se ha logrado, ejercerlo con contundencia. Esta es en definitiva, una breve y concisa descripción del estilo paternalista: "en esta casa (o país) se hace lo que yo digo, que se lo os conviene a todos".

En lo que respecta al "cachete", en realidad es una consecuencia de una educación paternalista y autoritaria. Al niño o la niña, no se le percibe como una persona. No tiene los mismos derechos que el resto en la casa, por eso el padre o la madre puede aplicar el castigo que considere conveniente, aunque sea físicamente, aludiendo además a que no se trata de "pegar". Y yo me pregunto: si a ti te diera alguien un cachete cuando alguien quiere que hagas algo que a ti no te apetece, ¿te sentirías agredid@? Y si los menores también son personas de pleno derecho, ¿por qué a ell@s sí, pero al resto no? Suelo poner un ejemplo para pensar acerca de ello: en toda convivencia, hay desavenencias. Y en ocasiones, un abuelo, una abuela (e incluso ambos) se vienen a vivir con nosotros. Imaginémonos que el abuelo en su casa tiene la costumbre de llevarse el orinal a la cama por la noche. Pero a nosotros nos desagrada, porque tiene el baño al lado de la habitación y además duerme en una habitación con moqueta... Aun así, el abuelo insiste: es su costumbre. Le decimos que no lo haga, pero aun así, a la mañana siguiente, vuelve a llevar el orinal. Y así día tras día, mañana tras mañana. ¿Qué harías? ¿Se te ocurriría darle un cachete para que vaya aprendiendo? La respuesta más común suele ser que ¡cómo vamos a pegar a un anciano!... vaya, ¿pero no habíamos quedado que un cachete no es "pegar"?

...sólo pido, por favor, reflexión al respecto. Argumentación que vaya más allá de "para unas personas sí, pero para otras no". Recordemos que el "grado" de persona, de ser humano con derechos, no es algo que se adquiera sólo cumpliendo años, o cuando una sea madre, sino que es un hecho que se produce en el mismo momento del nacimiento.

ESTILO DEMOCRÁTICO

No se trata de lograr la perfección y la armonía constante. Se trata de perseguir la justicia entendida para toda la familia. Se trata de ofertar libertad, efectivamente, pero estableciendo unos límites para todos y cada uno de sus miembros. No sólo hacia los hijos o hijas. Éstos pueden y deben buscar solución a sus problemas, y han de ser partícipes en la toma de decisiones, especialmente cuando les competen directamente. Se ha de fomentar su responsabilidad en dichas decisiones y se les ha de dar la oportunidad de comprobar las consecuencias de sus actos. O por decirlo de otra forma: si el sábado no quieren ir a ver a su abuela, habrá que preguntarles por qué. Puede que exista una razón de peso...o no. Pero la decisión por parte de un padre o una madre de acudir a casa de la abuela o no, ha de ser tomada con el máximo de información posible.

Un padre o una madre confían en que sus hij@s resuelvan conflictos, aprendan a tomar decisiones y poco a poco vayan siendo más independientes.

En mi opinión, un padre o una madre no deberían de ejercer autoridad sobre sus hijos. Hemos de esforzarnos por convertirnos en unos buenos líderes dentro de la familia. Ejercer autoridad no es lo mismo que poseer dotes de liderazgo. Lógicamente esto hace que discurramos más, que pensemos más en nosotr@s y al mismo tiempo ejercitemos la empatía. Puede que parezca que se complica la labor de ser padres y madres, en cambio, al fin y al cabo, me imagino que nadie creyese que tener un hijo o una hija iba a ser una labor sencilla.

Y es que existen distintas formas de entender la paternidad, diferentes maneras de entender la educación de l@s niñ@s. No hay sólo dos formas de entenderla, como a veces parece que se intenta hacer ver (Autoritarismo o Permisividad). Este binomio resulta altamente confuso: aquel que desee pugnar por la imposición del autoritarismo, tiende a denominar al estilo permisivo como "democrático", y nada más alejado de la realidad, como ha quedado anteriormente expuesto. En todo caso, esa permisividad es propia del estilo anárquico, carente de normas.

Este planteamiento es parcial y potencialmente peligroso para la juventud: se necesita que las personas piensen por sí mismas, que se desarrollen de manera plena, con autoconfianza. Defendiendo sus derechos sin vulnerar los de los demás. Que sepan agradecer lo que tienen, pero sin rendir pleitesía a nadie: por ejemplo, cuando una persona con pocos recursos económicos saca una carrera, no lo hace gracias a los padres o al Estado que le proporciona becas. Lo hace por sí misma, por mérito propio. Otra cosa es que para lograr este derecho, se le proporcione los medios adecuados.

En definitiva, no creo que la juventud esté perdiendo valores. Puede que nos estemos desarrollando ahora mismo y concretamente en esta cultura, bajo el prisma de que no nos falta de nada (material, entendamos), pero esto no significa que no haya carencias de otro tipo. Los que hoy en día nos gobiernan no son los más jóvenes, y su educación probablemente estaba basada bajo esos mismos términos autoritarios que tanto desean imponer a la población como remedio a todos los males.

miércoles, 9 de enero de 2013

Mis preocupaciones son las mismas que las tuyas



¡Comparte Conocimiento!

Es una iniciativa de la Red de Empoderamiento que tiene como objetivo ayudar a que la gente aprenda un poco más cada día. Queremos crear una red de aprendizaje en la que fluya el intercambio libre de conocimiento, a través de intercambio de libros que nos hayan servido para provocar un cambio de conducta o actitud.

Aporte voluntario: Por lo que te pedimos, de manera voluntaria, un libro usado (el que tú quieras, mientras esté en buen estado) para participar en los encuentros.

¡Gracias!

¿Qué libro regalarás?

Mientras esté en buen estado, cualquier libro es bien recibido

martes, 1 de enero de 2013

RETO 1. DESPERTAR

En la confianza en sí mismo están 
comprendidas todas las virtudes
Ralph Waldo Emerson.


“Virtudes” entendidas en su sentido etimológico de virtus, traducción del término griego dynamis, que significaba literalmente potencia. Potencia activa, equivalente a fuerza interior. De ahí derivó también el término dinamismo.

Las diversas virtudes o potencias que se pueden manifestar a través de nosotros no son en última instancia atributos o propiedades nuestras sino formas particulares que adquiere el vasto fondo posibilitante.

Cuando despertamos del sueño de nuestra propia importancia nos liberamos del ego (reto 2), el principal enemigo de la aletheia (verdad entendida como desvelamiento). Esta cuestión se manifiesta con deslumbrante nitidez, es un rayo que nos parte.

No poseemos inteligencia o conciencia. Participamos de la inteligencia y la conciencia universales de una determinada forma, con nuestro ‘sello personal’, de modo similar a como los rizos de una corriente participan de la esencia de ésta aunque se destacen de otros rizos por su propia forma. Cuando el curso (source) gira sobre sí mismo se transforma, a ojos del observador, en un recurso (resource). Si tomamos un cubo de agua del río, ese pedacito de río es para nosotros un recurso.

La evidencia de todo esto genera dos beneficios en forma de virtudes: la humildad y la motivación por hacer. Al sentirnos partícipes de algo grande sin que nos aplaste (el ego teme ser aplastado, de ahí su poder para retener nuestros impulsos más íntimos a la acción) nos hacemos más humildes y sentimos la imperiosa necesidad de actuar en ese marco ampliado. Hacer el bien porque está bien hacerlo, sin esperar premios o reconocimientos personales.

¿Por qué esta evidencia no está disponible para todo el mundo? Básicamente por el condicionamiento cultural que nos ha ido moldeando la visión durante siglos. En nuestro espacio cultural, la tradición cristiana (religión interpretativa) ha convertido las virtudes anteriores en vicios: la humillación y el miedo a hacer. Todo gracias a la torsión del sentido originario por intereses espurios. Te hablan constantemente de humildad, de que somos pequeños frente a la grandeza de un supuesto Dios que no solo rige nuestras vidas sino que nos premia o castiga según sea nuestro comportamiento. Lo que se logra con eso es amansar nuestros impulsos, quitándonos las ganas de actuar porque ese Agente está fuera de nuestro alcance. Nos hace sentir tan pequeños que no podemos actuar. NOS LO CREEMOS a pies juntillas y entramos en una espiral de pasividad que nos acompaña hasta el momento del despertar.